No hay nada más terrible para un blogger que los lectores se aburran leyendo sus posts. No aporta contenidos útiles, no consigue enganchar a la gente, no termina de gustar.
A veces no sabemos si el problema es que no nos visitan, o que no nos leen. Pero lo que parecemos tener claro es que no estamos generando el grado de “engagement”, o dicho en español, compromiso, que nos gustaría.
En otras palabras… la gente no responde. Y tú no quieres que eso suceda.
¿Cómo podemos hacer que los lectores no se queden con la mirada perdida en la pantalla, preguntándose inconscientemente: “pero qué hago yo aquí”?
Índice
Primer consejo: es hora de cambiar el chip
O gusto, o no gusto. O me leen, o no me leen. Soy el mejor, o soy el peor… Y un largo etcétera.
Afortunadamente, las cosas no funcionan así. Hay términos medios.
En la selva de Internet, siempre hay alguien peor que tú, y siempre alguien mejor. Así que no te desanimes y sigue abriéndote camino entre la maleza.
Creo que hay dos extremos en esto de la redacción en los que no debemos caer:
- Intentar gustarle a todo el mundo: esto es sencillamente imposible. Siempre habrá lectores a los que no les guste lo que escribimos, o cómo lo escribimos. Y no es nuestra culpa. Simplemente, tenemos formas de ver el mundo diferentes.
- Da igual si gusto o no: el relativismo extremo. Estamos nosotros contra el mundo y el mundo contra nosotros. La culpa siempre es de los demás porque “la gente no lee” y cosas por el estilo. Hay que explorar las causas por las que estamos resultando aburridos.
Y es que, aunque es cierto que no puedes gustarle a todo el mundo, sí puedes afinar tu estilo para tratar de gustarle al mayor número posible de personas… dentro de tu nicho.
En segundo lugar; no eres tú, es el diseño de blog
Todo depende de una suma de factores. Da igual lo bien que escribas. Si el diseño de tu blog no es legible y atractivo, el comportamiento de los usuarios no será como a ti te gustaría.
Los usuarios no se mueven sólo por el contenido. El continente es igual o casi igual de importante. Sencillamente, porque si me voy a dejar la vista en leer un artículo, o tiene aspecto de ser un artículo muy denso, entonces no voy a perder el tiempo en leer.
Da igual que seas un futuro Premio Pullitzer, o un Nobel de Literatura, o un Blogger de éxito.
Un texto que no se lee cómodamente, está echando a puntapiés a una gran parte de los lectores.
Y ahora ya sí que sí: ¿por qué los lectores se mueren de aburrimiento?
Podemos tratar de elucubrar un montón de cerrazones psicológicas y neurolingüísticas de por qué tus textos no gustan.
Pero vamos a exponer algunas posibles razones resumidamente.
1. El texto suena muy monótono. O dicho de otra forma… que no tienen ni pizca de gracia. Dicen las cosas siempre usando la palabra recta, correcta y perfecta. Parece que los artículos lleven puesto un corsé. Pero desengañémonos: en marketing, eso no mola.
2. Te haces un lío con las frases. A veces se piensa que escribimos mejor cuantas más palabras usamos. O cuanto más enrevesadas son las frases. ¡Todo lo contrario! No hay escritor quizás más sencillo y pulcro que Azorín: su secreto era un obsesivo uso de sujeto, verbo y predicado. Para que un texto tenga un poco de estilo, hay que podarlo… como a las plantas.
3. Mucho ruido y poco contenido. Dedicamos quizás 6 o 7 párrafos a explicar lo que vamos a decir. Y luego lo decimos en un par de líneas. Queda desestructurado. Demasiados prolegómenos y poca chicha. A nadie le gusta que le hagan perder el tiempo.
4. La mala ortografía hace daño a la vista. Es algo superior a nosotros. Un texto puede ser bueno, por lo que dice, y tener faltas. Pero cuando hay una falta detrás de otra, y otra, y otra, y otra… al final lo normal es que el lector empiece a recapacitar. ¿Qué tiene esta persona que decirme sobre los secretos del universo, o de lo que tengo que comprar, si no sabe lo más básico?
5. Es ultra-básico. Nos cuentan algo tan básico que hasta un niño de 4 años lo sabría. Y aunque siempre hay alguien al que pueda serle útil, cuanto más básico sea lo que digamos, más decepcionaremos a los que ya tienen un nivel medio.
6. Es muy disperso. Aunque nos encantan las historias del abuelo Simpson, es lo último que hay que hacer en marketing. Si te vas por las ramas, tienes estampida de usuarios. No me estás contando aquello por lo que yo había venido aquí. Me cuentas historias que estarán muy bien, pero no es lo que a mí me interesa. Ve al grano, el lector puede tener prisa, no tiene ganas de bucear en un mar de letras.
7. Es muy, muy, muy técnico. Y a lo mejor hay a quien le encanta que seas técnico, en determinados ámbitos es necesario. Pero, aunque tienes un conocimiento por encima de la media, la mayoría de tus lectores no lo tienen. Y necesitan que te rebajes un momento a explicar los conceptos… Si no, es como si nos hablaras en chino mandarín.
Y podríamos seguir añadiendo motivos por los que un texto es aburrido… La alarma que debería sonar en tu cerebro es nuestro propio aburrimiento.
Si tú te aburres escribiéndolo, imagínate tus lectores. Así que deja de escribir y vuelve a empezar. Cuando le hacemos caso al niño que llevamos dentro, casi siempre acabamos acertando.
Ayuda a que los lectores no se aburran
Mi intención al escribir este artículo no es desanimar a nadie. Todos hacemos a veces textos aburridos. Y hay temas que nos gustan más que otros. Recuerda los 5 consejos para escribir mejor que te dimos en el anterior post.
De lo que hablo es de tratar de darle una impronta, un estilo, una marca de personalidad a cada texto que armamos.
Y eso, afortunadamente, se aprende con esfuerzo y con práctica.
¿Estás dispuesto a que la gente reconozca tu voz cuando ve unas letras en la pantalla? ¿A que sepan que eres real y genuinamente tú, ya estés hablando sobre circuitos integrales, o sobre marketing experiencial? Te invito a que tú también lo intentes en tus artículos.